Viernes 27 de diciembre. Por decisión
unánime se cambio el entrenamiento por una genial tarde de Bolera y una cena de
equipo. Nos lo pasamos en grande y nos reímos un montón. Yo quede el último en
los bolos. Mis pequeñas guerreras me engañaron por completo. TODAS sabían jugar
a los bolos, ellas me dijeron que no, y me dieron una paliza.
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